Son unas deidades diminutas que viven en los bosques
gallegos, cerca de las orillas de los ríos, o de las fuentes escondidas en las
raíces de los árboles y salen cuando la Luna esta redonda.
Se alimentan de trigo, pero lo que les encanta son de migas
de pan.
Se mueven muy rápidamente y no hacen ningún ruido. Si un día
paseas por el bosque al atardecer cuando la Luna está Llena, un pequeño rumor,
como el silbido del aire entre las hojas de los árboles, serán ellas.
Son las grandes amigas de los niños, porque ellas son como
niñas, y cuidan de nuestros hijos si se los encomendamos llevándolos al bosque
una tarde de Luna Llena.
El pequeño ritual que has de hacer es mojar los pies del
niño en el agua de la fuente o el rio que elijas y decirle con tus palabras a
la “Pupieiriñas” que te lo protejan siempre.
Y no olvides llevar migas de pan para esparcirlas a tu
alrededor cuando le pidas a esas mágicas entidades tu encomienda.
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